domingo, 23 de junio de 2013

LA NIÑA Y LA GOLONDRINA.



Érase una vez, en una preciosa casa envejecida por el cariño del tiempo  , rodeada de ancianos castaños guardianes de  costumbres ancestrales , vivía una joven pareja que llenaba de vida cada rincón.  Frente a la casa , circulaba un hermoso río lleno de peces que jugaban con las ondas de la corriente. Cerca de la orilla manaba una fuente  natural  que regalaba con generosidad la frescura de su agua a cuantos se acercaban .
La casa estaba ubicada en un enclave privilegiado pues se encontraba en medio del camino de Santiago. Miles de peregrinos de todas las edades y nacionalidades pasaban a diario frente a ella., caminando o en bici
Hacia muy poco que a la felicidad de su amor  en pareja se había unido lo mas grande de la vida , su hija, Enma.
La niña había sido bendecida con todas las gracias con las que se podía imaginar, una dulzura infinita en su rostro, unos ojos llenos de pizpireta luz , inquietos por contemplar todo lo que le rodeaba y atentos a cualquier sonido por muy imperceptible que fuese., una preciosa sonrisa que parecía dibujada en una eternidad absoluta., sonreía a todos y a todo , a la quietud y a lo movible.
Los padre de Enma  no parecían apreciar los pequeños cambios que a su alrededor se estaban llevando a cabo, por ejemplo, justo sobre la habitación donde siempre dormían  hacia tiempo que un grupo de golondrinas cantarinas se habían instalado haciendo a veces imposible el descanso de la pareja. Pues bien , desde que la pequeña había nacido , esa algarabía de sonidos cesaba durante momentos del día, esos momentos coincidían cuando Enma dormía.
Los peces del río , continuamente saltaban ,queriéndose asomar para  ver a la niña cuando sus padres la abrazaban sentados en el balcón de la casa.
Junto a la fuente, habían crecido flores de todas las especies y su olor inundaba con un fresco aroma los alrededores de la casa.
 Pero lo mas asombroso fue que cada peregrino que pasaba frente a la casa no podía evitar dirigir la mirada hacia ella, y en ese preciso instante toda fatiga, acumulada en su cuerpo, cualquier inquietud que pudiese crear desasosiego a su espíritu desaparecía dando paso a una paz acogedora. llenándolos de ilusión por terminar su camino.
Estas experiencias fueron corriendo de boca en boca con la rapidez de la gacela, haciendo que esa etapa del camino se llenase aun mas si cabe de peregrinos agradecidos por las hermosas sensaciones percibidas.
Mientras los padres de Enma se mantenían ajenos a todo esto disfrutando de su inmensa felicidad, el apóstol Santiago al enterarse de lo que estaba ocurriendo , decidió visitar la casa y tomando forma de golondrina para pasar desapercibido , voló hasta el lugar en cuestión. Al llegar a la habitación de la niña se coló por la ventana , poso su pequeñas patas sobre la cuna . Enma estaba despierta, jugaba  tranquila con un balón musical que le encantaba, alzo sus redonditos ojos y mirando a la golondrina sonrío como solo ella sabia hacer.
En ese instante el apóstol comprendió todo, esa niña era especial , todo a su alrededor se convertía en armónica belleza y tranquilidad.
-Querido ángel, me has traído  sin tu saberlo para que pudiese contemplar la grandeza que aun puede habitar en el ser humano. Gracias , solo espero que algún día quieras venir tu a visitarme. Enma se limito a levantar sus pequeños pero fuertes bracitos , de repente la puerta de la habitación se abrió , la madre de Enma había entrado para comprobar que todo estaba bien, como así era, la pequeña seguía jugando con su balón, tranquila .
Durante mucho tiempo , Santiago había esperado la visita de alguien muy especial, todos sus peregrinos lo eran, pero esa niña, ese espíritu maravilloso....
Era año Jacobeo, la puerta  Santa estaba abierta para poder acceder a la catedral miles y miles de peregrinos entraban y salían para rendir homenaje al apóstol, en medio de la gran masa una joven de rubio cabello se habría paso entre la gente, las campanas tañían de manera diferente a otros años, la luz que penetraba por las cristaleras se hacia mas intensa por momentos, una sensación de paz inundo la catedral y a todos los asistentes dentro y fuera en la plaza, la joven alzo sus ojos, unos ojos redondos e inmensamente alegres mientras contemplaba el vuelo de una golondrina acercándose a ella, y posándose en su hombro abrió un ala y  acaricio la mejilla de la joven mientras con su canto le susurro al oído, mi pequeña Enma hoy es un gran día. Gracias.

SIN PROMESAS




Te hago una promesa, que jamás prometeré nada.
Nuestros momentos serán verdades forjando la realidad de nuestros días.
No guardare mi ropa cuando me bañe en ti, tu abrazo  sustituirá cualquier tela en mi cuerpo y en mi alma.
Convertiremos cada instante en una lenta y placentera eternidad de remansos y cascadas.
Los te amo de mis suspiros serán tan ciertos como la presencia de los astros en el universo.
La grandeza de nuestra pequeñez será nuestro refugio.
Mantendré encendida en mi mirada la misma ilusión de la primera vez que te vi.
A cada paso juntos, me maravillare  de la belleza de todo, y nuestras manos sellaré  con el tacto del brezo.
Nuestros silencios sonarán a cantos de colibrí en nuestros corazones.
La sinfonía de ocasos, serán antesalas de armónicas auroras.
Haremos de nuestra vida diminutas sorpresas llenas de inquietudes por sorprendernos.
Cada sonrisa compartida , revoloteara a nuestro alrededor con alas de mariposas cargadas de colorido eco.
No prometo nada, pero mi caricia a tu alma será tan sincera como el reflejo en el agua.