Era se una vez que se era...
un bosque tan espeso como bello. Sus
arboles de todas las especies, se alzaban hasta perderse de vista sus
copas, las leyendas cuentan que algunos traspasaban las nubes. Los
diferentes murmullos de los animales mas pequeños correteaban
saltarines junto a los graves sonidos de los animales mas grandes.
Los diferentes vientos que soplaban a su antojo mantenían una
constante melodía entre el pianissimo in crescendo hasta alcanzar
los fortissimos , donde las hojas y todo lo que pudiese ascender
del suelo danzaban alegres, pero siempre soplaban en un agradable
equilibrio sonoro. Los seres que habitaban este mágico bosque eran
del mil y una especie, grandes, pequeños, con pelo, sin el, de color
o coleres, de diferentes olores, cada uno con un quehacer distinto
pero con un mismo fin, guardar la paz y armonía en el bosque, puesto
que era su hogar. Una vez al año se reunían y dejaban sus
obligaciones a un lado para ayudar a su ancestral y gran amiga
Drydya.
Drydya vivía en el bosque desde que
este empezó a nacer, de hecho crecieron juntos pero nadie sabe ni ha
sabido nunca cuando sucedió
Era una mezcla entre una druida y una
valkiria (bruja nórdica). Pero no..no penséis en alguien aterrador
con arrugas en las arrugas y nariz sembrada de verrugas, en Drydya se
mezclaba la niñez mas absoluta, dulzura e inocencia convivían en su
cuerpecito y en su rostro junto al fuerte almizcle de la sabiduría
y la eternidad, solo unas diminutas gafas ponían de manifiesto el
paso del tiempo sin tiempo
Vivía en un telurica casa de piedra y
madera, que pasaba desapercibida si no se conocía bien la zona. A
demás de ser la protectora del bosque y de todo lo que respiraba en
el, tenia una misión muy importante que duraba año tras año.
Se acercaba las fiestas de el “YULE”
o solsticio de invierno, el bosque se adornaba de hiedra y frutos
rojos, invitando a que los días se hiciesen mas largos y a recibir
las nuevas semilllas.
En el ultimo día del año , el
“MAKYRA” , se celebraba una importante reunión en casa de Drydya
donde todos los seres de la tierra y del cielo asistían, y ese día
había llegado..
-Buenos días mis queridos amigos, ya
estamos aquí otro año mas, a ver que pasa en este que entra por
que..ejem ejem..- tosió la pequeña bruja mientras miraba de soslayo
un caldero que a penas humeaba en la chimenea.
-¡Esta casi vació! -gritó apenado
Murciegullin, un pequeño murcielago que se había asomado al caldero
-Si, lo intento todos los años, pero
ya sabéis que no depende de mi-, suspiro Drydya mirando con tristeza
su caldero.
-¡Bueno, este año lo volveremos a
intentar!- , dijo con enérgico convencimiento. -Ya sabéis lo que
tenéis que hacer, Buititu tu irás como siempre a las aldeas mas
lejanas.- El pequeño buo se graduó sus grandes ojos y alzo el vuelo
con pequeños aleteos mientras silbaba de forma entrecortada a
manera de despedida.
-Estrallinia, tu a los poblados mas
altos, los que están sobre las cumbres de las montañas- El fulgor
de la estrella se hizo mas intenso mostrando así su alegría ya que
era la primera vez que participara en esta misión.
-Ratincio tu ya sabes, a colarte por
rendijas y recovecos de las casas en la ciudad, recuerda llevar
contigo tu lazo mágico para hipnotizar a las gatos.- El ratoncito
enderezo su pequeños lazo y dando media vuelta se escabullo por un
agujero que había en la pared.
Y así, en un orden casi marcial, todos
los seres reunidos fueron a realizar su cometido, ir casa por casa y
recoger los deseos que cada persona tenia para el año que estaba a
punto de comenzar. Tenían que ser llevados a casa de Drydya donde
los depositaba con mucho esmero y cariño en uno de sus calderos,
cuando ya estaban todos juntos, la luna sacudía su cabeza
esparciendo sobre el caldero su polvo lunar, que casi la hacia
desaparecer, mientras la brujita entonaba una especie de canto
ceremonial en lengua vernácula conocida solo por los que allí
moraban.
Poco a poco empezaron a regresar con
los deseos a cuestas, los vertían sobre el caldero mientras Drydya
los mezclaba con el polvo lunar sin dejar de remover.
-Bien, ya estáis todos, empecemos
pues.- Los participantes se acercaron mas al caldero y sonriendo
mientras su emoción crecía y crecía escucharon con fervor el
fantástico ceremonial.
-“ HOMBRULLIOS YIO MEJIRES QUOU
BONIS DASIUS GORDAIS, NO KI LUSINIAN DOI DOI SE LUS COMENSAIS, YN
ORVODIO EI ENTENSIONU TRIFERMEIS, MOY CILDIO VIZOLIO MEI”-. No hay
una traducción literal , pero los eruditos cree podría decir
algo así :
“HOMBRES Y MUJERES QUE DE BUENOS DESEOS OS LLENÁIS, SI
CON LA ILUSION DIA A DIA NO LOS ALIMENTÁIS, EN OLVIDO E INTENCIÓN
LOS CONVERTIRÉIS , Y EL CALDERO VACIÓ ME LO DEJAREIS”.
Se repetía varias veces hasta que
todos los deseos estaban mezclados y bien mezclados con el polvo
lunar. Por su parte ya estaba todo hecho, ella removería durante
todo el año para que no se pegase el interior , pero si cada uno de
los propietarios de su deseo no lo volvía a desear con la mima
ilusión cada día, si caía en el olvido o al pasar un tiempo
dejaba de intentar cumplirlo, este desaparecía del caldero y la
persona se olvidaba de el, volviendo la monotonía, la desilusión y
el aburrimiento a las casas.
Pero estos seres y su bosque no
dejarían de intentarlo nunca, por que seguían creyendo en el ser
humano.
Y calderín calderado a desear día a
día ilusionados.